07
Oct

No hay planeta B: la apuesta por la movilidad sostenible

En el marco de todas las acciones que se llevan a cabo para combatir el cambio climático está la denominada “movilidad sostenible”, muy en relación con los entornos urbanos y la construcción de viviendas más ecológicas y responsables medioambientalmente.

La movilidad sostenible se refiere a todas aquellas ideas y proyectos que contribuyan a la generación de combustibles alternativos para los vehículos.

La urbanización sostenible es ampliamente reconocida como un desafío global clave para el siglo XXI. Congestión, contaminación acústica y del aire, seguridad son algunos ejemplos de problemas comunes compartidos por muchas ciudades europeas. Por no hablar del impacto directo del tráfico, el transporte urbano… que hace que afecte al desarrollo social, la accesibilidad y la exclusión social, especialmente en personas con diversidad funcional.

De ahí, la necesidad de apostar por este modelo de movilidad para que los efectos positivos no solo se noten en nuestras ciudades (a la hora de hacer estas urbes como espacios más habitables), sino que redundará en una mejora del bienestar económico, social y ciudadano.

Una tarea que no solo depende de las administraciones públicas y empresas privadas, sino que el ciudadano medio tiene la responsabilidad de apostar por gestos sostenibles a la hora de moverse por la ciudad.

Y es que nuestro modelo de movilidad, basado en el vehículo privado, tiene una repercusión negativa en la calidad medioambiental, empeorando los indicadores de calidad del aire, ruido, ocupación del espacio público y siniestralidad que en buena parte ha aumentado por el auge del comercio electrónico y su reparto.

Ante esta situación el principal reto es garantizar la movilidad de toda la población en transporte colectivo, independientemente de si los ciudadanos tienen vehículo privado o no. Es por esto que el conjunto de administraciones han de actuar activa y coordinadamente.

De esta manera, nuestras ciudades se verán beneficiadas de estos aspectos positivos:

  • Mejora de la calidad de vida
  • Ahorro de costes y logro de beneficios económicos
  • Contribución a mejorar la salud y el medio ambiente
  • Movilidad más fluida y con mejor acceso
  • Recurso efectivo de los recursos limitados
  • Uso de sinergias, aumentando la relevancia
  • Avance hacia una nueva cultura de la movilidad